Los informes dicen que el jefe del servicio de inteligencia israelí Mossad, David Barnea, viajó solo a Doha para reunirse con el primer ministro de Qatar, Mohammed bin Abdul Rahman Al Thani. Vuelve a cobrar impulso la posibilidad de alcanzar un acuerdo de alto el fuego y liberar a los rehenes Entre Israel y Hamás.
La medida parece ser esencialmente un paso inicial en lo que una vez más podría convertirse en una compleja serie de discusiones destinadas a cerrar la brecha entre el gobierno israelí y Hamás sobre lo que cada parte define como el mínimo de lo que podría incluir cualquier posible acuerdo.
Después de que Barnea abandonara Doha, la oficina del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dijo que todavía existían brechas entre las dos partes. Los funcionarios israelíes ya han dicho que es necesario reducir las expectativas.
La última señal de esperanza de un acuerdo se produjo después de que Hamás presentara su respuesta a la propuesta de tres etapas presentada por el presidente Biden hace varias semanas.
La clave de esta fórmula fue posponer lo que durante mucho tiempo había parecido el principal obstáculo para que cualquiera de las partes aceptara el acuerdo: la demanda de Hamás de un alto el fuego permanente y la contrademanda de Israel de que se le diera libertad para reanudar los combates en Gaza si fuera necesario.
Las propuestas presentadas por Hamás aún no han sido reveladas. Pero la respuesta israelí parece más positiva que en cualquier otro momento de los últimos siete meses, cuando el proceso recuperó impulso. Una fuente del equipo negociador israelí dijo que la propuesta presentada por Hamás incluye un «avance muy importante».
Hay indicios de que Hamás puede aceptar el punto principal de la propuesta anunciada por el presidente Biden: que permitiría que las negociaciones alcancen su objetivo de poner fin a la guerra de forma permanente durante la primera fase de seis semanas de un alto el fuego, en lugar de exigirlo como punto de partida. punto.
Hamás ha expresado su profundo descontento con la presentación que hace Estados Unidos de él, en particular, como el principal obstáculo para alcanzar un acuerdo. Si resulta que efectivamente hizo esta concesión, la pelota volverá al tejado de Netanyahu.
Netanyahu nunca ha retrocedido ni un ápice de su compromiso público con la eliminación completa de Hamas y del derecho de Israel a continuar luchando en Gaza después de cualquier alto el fuego. Resistió toda presión desde dentro y fuera de Israel para cambiar esta posición.
Pero las presiones sobre él aumentan implacablemente desde todos lados.
El empujón final parece haber venido desde dentro de su propio ejército. Un artículo reciente del New York Times, citando a funcionarios de seguridad actuales y anteriores no identificados, decía que altos generales israelíes “quieren iniciar un alto el fuego en Gaza incluso si eso significa mantener a Hamás en el poder por el momento”.
Netanyahu rechazó este asunto y lo consideró una rendición. Pero tal vez no pueda resistir para siempre esas presiones, ni siquiera la creciente ira en las calles de Israel por parte de quienes quieren que los rehenes restantes en Gaza regresen a sus hogares ahora.
Para Hamás, también hay algunos signos de creciente desesperación por la continuación de la guerra entre quienes la sufren todos los días: la población civil de Gaza. A nivel internacional, la paciencia de mediadores como Egipto y Qatar puede estar agotándose.
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